Una verdadera conversión

“No vivan ya según los criterios del tiempo presente; al contrario, cambien su manera de pensar para qué así cambie su manera de vivir y lleguen a conocer la voluntad de Dios, es decir, lo que es bueno, lo que le es grato, lo que es perfecto.”  Romanos 12,2

Todo lo que el Señor quiere hacer en nosotros empieza por una renovación de nuestros pensamientos.

Él desea que seamos renovados, pero, para lograrlo, necesitamos cambiar nuestra manera de pensar: si seguimos pensando de la misma forma, seguiremos actuando igual y por lo tanto, obteniendo los mismos resultados

No debemos actuar en forma parecida o similar al mundo porque entonces ¿qué nos diferenciaría?

Debemos permitir que Dios vaya actuando en nuestro entendimiento hasta lograr que sea transformado, renovado, y sometido libremente a la voluntad de Dios de acuerdo a su Palabra, a sus promesas.

Es la fe lo que determina nuestro avance, lo que nos sostiene y no nos deja retroceder. Esta fe nos ayuda a pensar de manera diferente aun en medio de situaciones difíciles.

“Pero nosotros no somos de los que retroceden para perdición, sino de los que tienen fe para preservación del alma” Hebreos 10,39

Renovémonos, llenémonos de fe y propongámonos en nuestro corazón no volver atrás.

El permitir que esto ocurra en nosotros, cambiara nuestra forma de pensar y nos llevara a entender, probar, saber, comprobar y examinar si estamos en la voluntad de Dios que es buena, porque siempre provocará algo bueno en nosotros, agradable, porque en contraste con todo lo que es arbitrario, el fruto que produce en nosotros es así, y será perfecta, porque nos conduce hacia la perfección en Cristo.

 

Jaime O. Maldonado

Une a tu familia a orar