Es fácil o sencillo seguir al Señor cuando todo va bien, pero cuando llega el momento de la prueba solemos desfallecer o claudicar, es aquí donde verdaderamente somos probados en la fe, es cuando la oración cobra una mayor fuerza en nuestra atribulada atribulada vida.
“Estando en agonía, oraba más intensamente; y era su sudor como grandes gotas de sangre que caían hasta la tierra” Lc. 22,44
Cuando atravesamos momentos difíciles no debemos abandonar nuestra comunión con Dios. Es precisamente allí donde debemos fortalecer y profundizar nuestra búsqueda de su Presencia. No te desanimes, no desmayes, pide gracia y sabiduría que Él tiene una respuesta para ti, pero solo la encontrarás en la oración, en tu intimidad con Dios. No es la queja ni la murmuración, es la oración la clave para avanzar con firmeza en medio de la tormenta.
“Aunque ande en valle de sombra de muerte, No temeré mal alguno, porque tú estarás conmigo; Tu vara y tu cayado me infundirán aliento” Salmo 23,4
Nadie está exento de enfrentar momentos difíciles en la vida, por eso el Señor te ofrece su respaldo, su coraje y su aliento para ayudarte a atravesarlos. No desfallezcas ni te acobardes, no te limites, en esta lucha no estás solo . Recobra fortaleza en la oración, en su Palabra que es como bálsamo reconfortante y avanza que al terminar todo, verás que su respaldo siempre te sustentó y te mantuvo. Dios siempre sacara lo mejor para ti en cada situación, cada proceso te fortalecerá y te preparará para cumplir su propósito, por eso aunque andes en valle de sombra de muerte, no temas.
Bendiciones!
Jaime Maldonado