Llamados a dar fruto

“No me eligieron ustedes a mi, fui yo quien los elegí a ustedes. Y los he destinado para que vayan y den fruto abundante y duradero” Jn. 15,16

El Señor nos eligió desde el momento en que fuimos concebidos por gracia de él, su deseo es que nuestra vida sea una vida fructífera, y no una vida estéril, que nuestros frutos sean buenos, abundantes y duraderos, pues los frutos que nosotros producimos los aprovechan los que nos rodean, principalmente nuestra familia.

“Todo árbol bueno da frutos buenos, mientras que el árbol malo da frutos malos” Mt. 7,17

Nuestra realización plena y fructífera se da cuando ponemos en práctica los principios correctos y nos mantenemos fieles a las convicciones que Dios nos da en su Palabra, pues el verdadero sentido de un crecimiento constante e integral está en amar a Dios y permitirle obrar en nosotros, no se trata de que podamos lograrlo solos.

Para que nuestros frutos sean buenos, abundantes y permanentes necesitamos de su ayuda, tu y Dios son un equipo, no debes ser grande para empezar, pero tienes que empezar para ser grande y esa es la voluntad de Dios para ti.

Recuerda “Por sus frutos los conocerán” Mt. 7,16

Jaime O. Maldonado

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